Y nos dimos el gusto, nos decidimos y fuimos a una de las ciudades que teníamos en la lista de pendientes para conocer. Así es como viajamos a Río de Janeiro.
No es fácil elegir una época para viajar a Río de Janeiro, ya que todo el año es atractiva. Aunque la mejor época, por supuesto es el mes de febrero, donde se realiza uno de los carnavales más famosos del mundo, es el momento del año de más calor, por lo que se recomienda tener cuidado al respecto.
En este post les contamos nuestra semana, los lugares que recorrimos y qué hicimos, para que sepan que hacer si viajan a la Cidade Maravilhosa.
Qué vamos a ver en este artículo
- 1 Río de Janeiro día 1: Llegada a Río de Janeiro
- 2 Río de Janeiro día 2: Copacabana – Ipanema
- 3 Río de Janeiro día 3: Jardín Botánico y Centro histórico
- 4 Río de Janeiro día 4: Ipanema, Leblón y Pan de Azúcar
- 5 Río de Janeiro día 5: Día de playa
- 6 Río de Janeiro día 6: Cristo Redentor
- 7 Río de Janeiro día 7: Barra de Tijuca
Río de Janeiro día 1: Llegada a Río de Janeiro
Llegamos por la tarde al Aeropuerto Internacional de Galeão y nos trasladamos en un auto privado, que ya habíamos reservado, hasta el Hotel Río Othon Palace ubicado en Copacabana.
La avenida Atlántica separaba nuestro hotel de la playa, por lo que fuimos a conocer las famosas “praias cariocas”.
Luego regresamos al hotel a disfrutar de la piscina ubicada en la terraza con unas vistas espectaculares de Copacabana.
A la noche decidimos ir a cenar a un lugar que nos habían recomendado, donde según nos aseguraron hacían las mejores pastas de Río de Janeiro. Suena raro, pero preferimos dejar la comida autóctona para los próximos días, así que fuimos a visitar La Trattoría.
Ubicada en la zona de Copacabana, es un lugar típico italiano, donde el cheff cocina la pasta del día a la vista.
No sabíamos qué elegir de un menú tan tentador, finalmente nos decidimos por spaguettis a la carbonara y tallarines gratinados. ¡Una delicia!
Valor de la cena: 35 dólares.
Pueden acceder al sitio web de La Trattoria desde este enlace
Río de Janeiro día 2: Copacabana – Ipanema
Nos despertamos bien temprano y desde nuestra habitación del piso 18 pudimos observar una de las postales más famosas de Río.
Luego de un desayuno que nos aportó mucha energía para afrontar el día, emprendimos la caminata por la Avenida Atlántica.
La playa de Copacabana es uno de los lugares imperdibles para visitar y disfrutar en Río. No importa la hora, el día o la estación del año, en Copacabana siempre hay vida, se puede ver gente paseando, haciendo deporte, comiendo o bebiendo en alguno de sus restaurantes, bares o quioscos de playa.
Caminando por la Av. Atlántica llegamos al Forte de Copacabana y luego a Ipanema.
Es un recorrido que recomendamos para hacer con niños y con cochecitos, ya que se puede caminar y correr por toda la playa y por esas veredas tan anchas, sin escalones.
Los domingos se cierra el tránsito de la Av. Vieira Souto y la gente puede disfrutar de forma mucho más segura. Es el ámbito perfecto para andar en bicicleta, patinar o simplemente caminar con niños.
A nosotros nos dio tanto calor que tuvimos que hacer un alto para refrescarnos con el agua de coco bien helada, mientras tanto Fran jugaba con la bombilla.
Volvimos al mediodía al hotel, almorzamos y, a la tarde, como hacía mucho calor, a pesar de estar el mes de mayo, disfrutamos de la piscina con unas Caipiriñas.
Luego de una siesta reparadora después de tanta caminata por Ipanema, nos fuimos a visitar el Shopping Leblon, donde se encuentran los mejores locales y las tiendas internacionales más exclusivas. Fran tuvo su recompensa por portarse tan bien y recibió nuevos autitos de regalo.
Luego todos nos dimos el gusto de disfrutar de una de las mejores hamburguesas de Río, Outback Steakhouse.
Es un buen lugar para ir en familia, ya que tienen menú para niños y además le trajeron a Francisco unos lápices de colores para que pinte mientras esperaba su comida.
Disfrutamos de una muy rica cena, aunque con muchas calorías.
Valor de la cena R$ 160. Aprox 46 dólares.
Pueden acceder al sitio web de Outback Steakhouse desde este enlace
Río de Janeiro día 3: Jardín Botánico y Centro histórico
El día comenzó con lluvia, por lo tanto tuvimos que cancelar nuestros planes de playa y descubrir la ciudad de Río de Janeiro.
Si lo que buscan es conocer un espacio verde, tranquilo, para observar la vegetación y disfrutar de hermosos espejos de agua, el Jardín Botánico de Río de Janeiro es el lugar ideal.
Nos levantamos bien temprano y decidimos ir a conocer este maravilloso espacio, del cual teníamos muchas referencias.
Pedimos un Uber que nos llevó desde nuestro hotel en Copacabana al Jardín Botánico en 20 minutos por una tarifa de 17 reales.
A las 9 de la mañana ya estábamos ingresando. Es un horario ideal porque a esa hora no encontramos mucha gente y pudimos recorrer y sacar fotos con tranquilidad.
El Jardín Botánico abre todos los días de 8 a 18. Para más información sobre horarios y tarifas pueden consultar la página web oficial en este enlace
Para quienes busquen un lugar para caminar o simplemente pasar un rato agradable, encontrarán grandes senderos que los conducirán hacia alguna laguna, ideal para apreciar y tomar fotografías.
También se sorprenderán con una cascada que surge naturalmente, desembocando en un gran espejo de agua repleto de camalotes.
Para los entendidos en la botánica, descubrirán una de las mayores colecciones de plantas del mundo en una zona de más de 80 hectáreas de bosques.
Recomendamos también visitar el orquideario y el jardín japonés.
Con mucha suerte y si no hay ruidos molestos, podrán observar algunos de los animales que habitan el lugar como perezosos, monos o hasta algún coatí.
Recomendamos que visiten el Jardín Botánico de Río de Janeiro.
Los más peques podrán conocer diversas especies animales y vegetales, en un ambiente de naturaleza muy bien cuidado.
También encontrarán zonas de juegos para poder hacer un alto y comer alguna colación.
Como comenzó a llover fuerte, decidimos ir a conocer la mítica confitería Colombo, para ello tomamos un Uber.
La Confitería Colombo se encuentra en pleno centro histórico de la ciudad de Río de Janeiro, y además de una atracción turística es uno de los sitios históricos mejor conservados de la ciudad.
En la planta baja se encuentra la pastelería, con sus delicias, mientras que en la planta alta, está ubicado el restaurante.
Nosotros nos deleitamos con unos dulces manjares que nos recomendó el Maitre.
Les contamos nuestra experiencia en el artículo Confitería Confitería Colombo – Un clásico de Río de Janeiro
Nuestro día siguió por el Centro Histórico de Río de Janeiro. Conocimos la Catedral de Río de Janeiro y la Escalera de Selarón.
Continuamos nuestro camino por rua Gonçalves Dias rumbo al Sur, con dirección hacia la Plaza Estado da Guanabara.
Este es el sector del Centro Histórico, y es ideal para recorrerlo a pie. Las calles son angostas y empedradas. En el poco lugar que queda para caminar, vendedores ambulantes ofrecen sus productos para turistas, que suelen ser camisetas de fútbol de la selección de Brasil, y diversos regalos.
En este lugar se siente el ritmo de un centro laboral y financiero. Los turistas se mezclan con oficinistas apurados y ciudadanos haciendo sus trámites. La vida de playa de Copacabana se siente lejos, hasta tal punto que uno se olvida de que está cerca del mar.
Y así es como entre tanto asfalto y torres financieras, surge espontáneamente un edificio que no deja de llamar la atención por su extraña forma … oficialmente denominada Catedral de San Sebastián de Río de Janeiro,
El edificio, de estilo modernista y forma cónica, tiene una altura de 75 metros.
Nosotros ingresamos a la Catedral y pudimos observar los vitrales que logran una hermosa iluminación.
Si quieren saber la historia o los horarios de la Catedral, les recomendamos que visiten la página web oficial de la Catedral de Río de Janeiro
Ya en el Centro Histórico, nos decidimos y fuimos a conocer la tan famosa Escalera de Selarón.
Como estábamos cerca, nuestra primera idea fue ir caminando … mala decisión.
A medida que nos alejábamos del centro, empezamos a ver que el ambiente ya no era tan turístico. Preguntamos en un puesto de diarios cómo ir hacia Lapa y el vendedor nos dio a entender que no era muy seguro ir caminando por esa zona. Al ser un día de semana, al medio día, no quisimos arriesgarnos. Llamamos a un Uber y nos fuimos desde la Catedral hasta la Escalera de Selarón.
Ubicada en el barrio Santa Teresa, esta escalera se hizo famosa por la intervención que hace, desde el año 1990, el artista chileno Jorge Selarón. La escalera tiene 125 metros y 215 escalones, y está completamente revestida con cerámicos coloridos y de diversas formas. Al acercarse a ellos se irán descubriendo diferentes diseños de toda índole, en donde cada uno de estos cerámicos llega a ser una verdadera obra de arte.
Será imposible tomarse una fotografía sin que salga otro turista al lado. Pero la experiencia de conocer esta obra viviente, como la llama su autor, vale la pena.
Es un lugar ideal para ir con niños, ya que será como un juego para ellos descubrir el diseño de los cerámicos.
Río de Janeiro día 4: Ipanema, Leblón y Pan de Azúcar
Por la mañana fuimos a caminar por la Avenida Atlántica hasta llegar a Ipanema.
Siguiendo por la Av. Vieira Souto, a lo lejos, se puede divisar otro de los iconos de toda postal de Ipanema, el Morro Dois Imaos.
Pudimos observar que el oleaje en Ipanema era más tranquilo que en Copacabana, lo que hace esta playa más apropiada para ir con niños.
En Río de Janeiro, cada playa se identifica con un diseño de veredas particular. La playa de Ipanema se caracteriza sus sus mosaicos negros y blancos que dibujan una forma geométrica especial.
Luego de tanto caminar, nos decidimos ir a la zona comercial de Ipanema. La calle principal es la Rua Visconde de Pirajá. Es una zona comercial muy linda, pero con mucho tránsito y mucha gente. Si buscan ir de compras en Ipanema, sin dudas, es la calle a recorrer. Podrán visitar tiendas de marcas internacionales y comprar las famosas Havaianas con diseños que no hemos visto en otros comercios.
Al mediodía decidimos ir al bar por el que, según cuenta la leyenda, pasaba la Garota rumbo a la playa de Ipanema.
Ubicado en la calle Vinícius de Moraes 49 se encuentra este emblema por el que los turistas no pueden dejar de pasar.
Nos pedimos un par de sandwitches de carne y pollo que los acompañamos con una excelente caipirinha. Los precios nos parecieron un poco elevados por ser un bar no muy elegante, pero es el precio que deben pagar los turistas para visitar un ícono de tanta historia.
Por la tarde, tomamos un Uber desde el hotel en Copacabana hasta el barrio de Urca, para conocer el famoso Pan de Azúcar.
Elegimos el atardecer para hacer esta excursión, así veíamos la ciudad de Río de Janeiro de día y de noche.
Subimos por el teleférico y Francisco estaba fascinado.
El ascenso se realiza en dos etapas, la primera desde praia Vermelha hasta el Cerro Da Urca (220 mts. sobre el nivel del mar). Desde aquí se puede fotografiar de frente el Pan de Azúcar. Aquí se encuentra un museo en donde se exponen las primeros bondinhos que ascendieron a esta atracción.
La segunda etapa desde el Cerro Da Urca hasta el Cerro Pan de Azúcar (396 mts. sobre el nivel del mar).
Esta atracción se trata de un espectacular pico monolítico de granito, prácticamente sin vegetación.
Desde la cima del Pan de Azúcar se pueden observar las playas de Leme, Copacabana, Ipanema y Leblón. Además, la bahía de Guanábana, la ciudad de Niteroi y, la atracción principal, en el Cerro Corcovado, que es el Cristo Redentor.
Recomendamos realzar este paseo en un día despejado para poder tener una excelente vista panorámica de Río de Janeiro.
Río de Janeiro día 5: Día de playa
Comenzamos a caminar por la Avenida Atlántica hacia el Pan de Azúcar. Nos detuvimos en la playa del Hotel Copacabana Palace.
Con Francisquito caminamos por la orilla del mar. La arena bien fina y blanca. Nos sorprendió la limpieza de la playa, del agua y de la arena. El agua, al principio, estaba fresca. Pero una vez que uno se sumerge y ve el paisaje que regalan los morros cariocas, se olvida de todo y se deja llevar por ese mar azul . Eso sí, el oleaje y la fuerza de la marea no resulta muy apropiado para meterse con niños, ni siquiera en la orilla.
A lo largo de la costa, en estas veredas se encuentran los típicos bares donde podrán disfrutar de pechugas de pollo bien sabrosas o de un té helado muy refrescante.
Son lugares que recomendamos para almorzar. Desde allí podrán disfrutar de platos típicos a un buen precio y con la mejor vista al mar. Tengan en cuenta que, si están apurados, no los recomendamos. Los empleados se toman su tiempo en atender y preparan toda la comida al momento.
Río de Janeiro día 6: Cristo Redentor
Por la tarde, nos dirigimos en Uber hasta el Parque nacional de la Tijuca para conocer el emblema de Río de Janeiro, el Cristo Redentor.
Esta maravillosa escultura está situada en la cima del Cerro Corcovado, y se lo considera una de las principales, sino la principal, atracción turística de Brasil.
Su fama mundial es tan grande que, desde el año 2007, se constituyó como una de las siete maravillas del mundo moderno.
Hay varias formas de subir al Cristo Redentor. Nosotros optamos por la más tradicional, que seguramente es la que tiene las mejores vistas en su ascenso, y es tomar el tren que sale desde el barrio de Cosme Velho. Los tickets para el tren se pueden comprar en el mismo momento.
Desde la cima del Cerro del Corcovado, a los pies del sorprendente Cristo Redentor, se tienen espectaculares vistas en 360° de la ciudad de Río de Janeiro.
Río de Janeiro día 7: Barra de Tijuca
Era nuestro último día y el cumpleaños de Deby. Para festejarlo, decidimos ir a conocer Barra de Tijuca.
Como Barra de Tijuca queda a 20 kms. de Copacabana nos tomamos un Uber.
Este barrio es el más moderno y caro de Río de Janeiro, con lujosos condominios y shoppings.
Las playas nos parecieron alucinantes, con aguas de color azul verdoso que al ser amplias, su oleaje es ideal para la práctica de deportes acuáticos.
Después de almorzar en un bar de la playa, nos fuimos a conocer el Barra Shopping, donde luego de pasear y recorrer locales de marcas internacionales, disfrutamos de un delicioso helado.
Luego volvimos a nuestro hotel para retirar las maletas y trasladarnos al Aeropuerto. De esta manera finalizamos nuestro último día en una semana maravillosa que pasamos en Río de Janeiro.
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